lunes, 22 de agosto de 2016

'Sampaolizado'

Sevillafc.es 

'Sampaolizado', estado actual del sevillismo: Dícese de la predisposición del sevillista a reír, llorar, saltar, sobrecogerse, enorgullecerse y/o lamentarse en el breve periodo de tiempo de 90 minutos. Afrontar cada partido -tensiómetro en mano- con la incertidumbre del que ha perdido el control, pero ha recuperado las riendas de su vida. Ir al Ramón Sánchez Pizjuán esta temporada se ha convertido en un ejercicio solo apto para corazones fuertes. Y sanos. Sobre todo, sanos. Bendita locura. Bendito fútbol total. Arte y salero en estado puro. "No escucho y sigo", reza uno de los tatuajes que Jorge Sampaoli luce. Y así se presentó el pasado sábado en Nervión. Con su idea -dos Supercopas perdidas después- más reforzada aún. Porque Sampaoli nunca dará su brazo a torcer. Morirá fiel a su idea. Guste o no. 

Y es que, ¿a quién le importa que sea lunes? Desde el sábado el sevillismo vive inmerso en una montaña rusa emocional, deseoso de que llegue el domingo cuanto antes. Quiere fútbol ya. Quiere volver a alterarse. A disfrutar. A sufrir. Quiere arriesgarse a sabiendas de que perderá años de vida en cada contragolpe del rival. ¿Y qué? Gran parte del sevillismo ha caído ya en las redes de una filosofía que llegará a enamorar al más pragmático del lugar. Emery tuvo el poder de conquistar a la gran mayoría de los sevillistas a golpe de títulos, uno detrás de otro, hasta tres Europa League consecutivas, pero Sampaoli está en el camino de conseguir algo al alcance de muy pocos: enamorar por las formas sin prometer trofeos de antemano. Es muy pronto todavía para afirmar con rotundidad algo así, pero el plan, pese a los muchos detractores que han salido a la palestra en las últimas fechas, está trazado desde antes de Trondheim y Barcelona, y nada ha cambiado ni cambiará a pesar de los resultados obtenidos. Tanto en las derrotas como en las victorias. 

Nunca tanta excitación provocó tanta paz interior. El sevillismo quedó exhausto de fútbol en su máxima expresión el pasado sábado contra el Espanyol. Después se puede ganar o perder -acostúmbrense a vivir en el alambre-, pero la idea es innegociable. Sampaoli entiende que esto trata de encandilar a una afición que paga con su sudor una entrada, y, paralelamente, escapa del rol de entrenador europeo al que le escuece ganar 6-4. Además, intenta mantenerse alejado de los focos cuando vence. "No se vive celebrando victorias, sino superando derrotas", es otro de los lemas que a tinta tiene grabados en su cuerpo. Más allá de su concepción táctica, extremadamente ofensiva, desequilibrada sobre el papel, el técnico argentino ha hecho ya lo más difícil: emocionar enormemente a un pueblo -como le gusta referirse a los suyos-. Y eso, en los tiempos que corren, es harto complicado. Tengan fe en él. O como quieran llamarlo. Quizá vuelvan a sentir cosas que pensaban que ya nunca sentirían.

Twitter: @cmsanchezt
 

viernes, 19 de agosto de 2016

Cinco motivos para creer en este Sevilla FC

Sevillafc.es

Apenas ha comenzado la temporada oficial y parte del sevillismo ya se ha rebelado contra el nuevo proyecto liderado por Jorge Sampaoli. Las dos derrotas sufridas en las Supercopas de Europa y España han escocido sobremanera a un sector de la grada. El nuevo estilo de corte netamente ofensivo y la falta de acierto de determinados futbolistas han sido motivo de queja en los últimos días. Lo cierto es que hay pocas cuestiones tan constatadas en el fútbol como la que dicta que son los resultados quienes mandan. La pregunta es: ¿Ha sido todo tan desastroso como algunos pintan en las dos primeras finales del año? Evidentemente, han existido desajustes defensivos y actuaciones individuales por debajo del nivel que se presupone, pero estos tres primeros partidos también dejaron varios apuntes positivos. Al menos cinco aspectos que invitan al optimismo:
 
1. Estilo muy atractivo: Sampaoli ya dejó patente en su presentación que cuando se marche quiere que le recuerden no por ganar, sino por cómo se ganó. Y el equipo está en pleno proceso de mutación con el fin de aplicar su filosofía. El concepto futbolístico del argentino es netamente ofensivo y el gran impedimento hasta la fecha para poder desarrollar la idea que el técnico desea inculcar a los suyos ha residido, entre otras cuestiones, en que de por medio el Sevilla FC ha estado inmerso, sin apenas fase de adaptación, en dos finales. Bendito contratiempo, por otra parte. Con tiempo y mucha paciencia, Sampaoli hará levantarse al sevillismo de sus asientos. Arte y salero sobran en su ideario. 

2. Plantilla de 'jugones': Mucho se ha hablado de la cantidad de centrocampistas que ha contratado el Sevilla en este mercado estival. Pero mucho menos de la calidad de los mismos y del resto de los jugadores que han llegado al club. Estamos, probablemente, ante una de las plantillas con más aptitudes técnicas de la historia del Sevilla FC. Ahora resta amoldar todas las piezas y darle forma a un dibujo permutable donde el balón tendrá todo el protagonismo. El acierto de cara a puerta llegará muy pronto, al igual que las combinaciones para el recuerdo. 'Mudo' Vázquez, Ganso, Correa, Kiyotake, Sarabia... Disfrutaremos mucho. Seguro. 

3. Dos 'onces' altamente capacitados: ¿Recuerdan un Sevilla donde se pudieran hacer dos equipos sin apreciarse la diferencia entre los teóricos titulares y suplentes? Pocos, ¿verdad? A falta de algún retoque, la plantilla está compensada en todas sus líneas como para afrontar las tres competiciones que se avecinan. Dos jugadores por puesto y todos de sobrada calidad, sobre todo del centro del campo hacia delante. Y ahora, con el Sevilla Atlético en Segunda División, las posibilidades de reclutar jugadores del filial han aumentado considerablemente. Diego González es el mejor ejemplo. Juegue quien juegue, el equipo estará bien armado.

4. Tuteo a los grandes: El Sevilla perdió las dos finales. Es un hecho objetivo. Pero, sin que sirva de pretexto, el equipo se quedó a tan solo dos minutos de levantar un título europeo, y, en la corona nacional, neutralizó en muchos momentos al Barcelona, probablemente el equipo que mejor domina la pelota en el universo fútbol. Al final nadie se acuerda del perdedor, y, claro está, que las finales están para ganarlas, pero el bagaje deja muchos aspectos positivos. Entre ellos, el dominio abrumador en determinadas fases de los tres encuentros. Faltó generar más peligro, sí, pero comienza a vislumbrarse un huracán.

5. Fe en la idea: La cuestión capital. La clave de todo. Sin fe no hay fundamento que se sustente. Queda mucho trabajo por delante, pero los jugadores, los que ya estaban y los que han llegado, han aceptado con naturalidad y convicción el cambio. Y es que para que algo suceda, hay que creer en ello. A pesar de que los resultados han sido negativos en las dos finales, tanto el cuerpo técnico como los jugadores se han mostrado inquebrantables ante las críticas externas. Ellos creen... Y con constancia y perseverancia seguro que muy pronto lo transmitirán a todos los escépticos. Lo mejor está por llegar...

 

domingo, 14 de agosto de 2016

Los valores como defensa

sevillafc.es

El fatal desenlace de la Supercopa de Europa todavía duele en el resistente corazón de todo sevillista. La imagen de esa última jugada, con córner a favor y gol en contra, se repite a cada segundo en nuestra memoria. Pero, por mucho que pretendamos cambiar el curso de los acontecimientos, ya es imposible volver atrás. De nada sirve seguir lamentándose. Y, mientras el duelo persiste, llega otra final. Sí, otra final. ¿Conocen algún otro equipo que dispute dos finales oficiales este verano? Ya solo esa realidad es motivo de orgullo. La casa del sevillismo, el remozado Ramón Sánchez Pizjuán -obras aún por concluir-, abre las puertas de nuevo, una temporada más, para recibir al Barcelona, campeón de Liga y Copa del Rey, en la ida de la Supercopa de España. En el ambiente aún flota la dolorosa derrota contra el Real Madrid, pero también los daños colaterales en defensa que dejó el encuentro. Entre ellos, un cúmulo de jugadores tocados, como Iborra y Nico Pareja, este último baja definitiva. Además,
Carriço y Kolodziejczak se pierden el partido por la sanción que arrastran de la final de la Copa del Rey.

Pero tal circunstancia nunca debería servir de pretexto si queremos ser grandes. Nuestra mayor y mejor defensa son nuestros valores. Los que nos han traído hasta aquí: escudo, bandera y afición. Más la suma, claro está, del Ramón Sánchez Pizjuán. Nuestro templo. El lugar donde hay que derramar sangre para salir victorioso. Ya son unas cuantas temporadas en las que nuestro feudo se convierte en nuestro mejor escudero. Un muro prácticamente infranqueable que la legión de guardianes de Nervión se encarga de defender a capa y espada. Recuerden aquella consigna en boca de Rakitic, quien hoy será uno de nuestros rivales: "Es nuestro estadio, es nuestra ciudad". Por lo tanto, el sevillismo debe sacudirse esta noche la arena de la playa para volver a ser, una vez más, el jugador número 12 en un encuentro que se antoja de vital importancia para llegar con vida al encuentro de vuelta del próximo miércoles en el Camp Nou. El Barcelona podrá ser muy superior en algunos aspectos relativos al juego, pero carece de algo muy importante: una afición capaz de ganar partidos como la del Sevilla FC. Sí, es así.

Y es que el sevillismo, como bien dijo Monchi recientemente, ya "tiene muchos tiros dados", y ha salido airoso de situaciones adversas en multitud de ocasiones a lo largo y ancho de su centenaria historia. Por eso el Ramón Sánchez Pizjuán debe ser un hervidero hoy. Como siempre. Para darle la dosis necesaria de fuerza a unos futbolistas a los que, probablemente, de antemano, les pueda pesar psicológicamente la derrota del martes. Tenemos que evitar a toda costa que eso suceda. Y la única prescripción fundamentada para remediar ese posible déficit de seguridad es sentir en el cogote el aliento de más de 40.000 gargantas. Con el corazón en un puño. A flor de piel. Estar a muerte desde el minuto uno con los de 'colorao'. Con el recuerdo solo para coger más impulso si cabe. Para contarle a los nuestros que somos el Sevilla FC y que siempre nos levantamos. Recuérdenlo. Nuestra razón de ser son los valores que emanan cada domingo de nuestro estadio: casta y coraje. Y nuestra mejor defensa... Nosotros mismos.   

twitter: @cmsanchezt



miércoles, 10 de agosto de 2016

El abismo entre Trondheim y Oviedo

sevillafc.es

Noches como las de ayer en Trondheim tienden a desvirtuarse por la impotencia que provoca perder una final en el minuto 92. Y más cuando el resultado favorecía al Sevilla FC. Hay una ley no escrita en el fútbol que reza que un equipo jamás debe perder un partido en el descuento. Y es así. Tan simple como cierto. Porque en ese breve espacio de tiempo nada tienen que ver los presupuestos ni el nivel de uno u otro equipo. Simplemente entra en juego el denominado 'otro fútbol'. Y el partido debió morir en ese córner a favor que acabó en una contra mortal. Incluso mucho antes si se hubiera materializado alguna de las opciones que tuvo el Sevilla FC. Pero de ahí a hablar de la derrota más dolorosa para el sevillismo hay un abismo. ¿Cuántos de ustedes vivieron en sus carnes aquella fatídica tarde del 1 de junio de 1997 en Oviedo?

Yo era un niño a punto de cumplir 13 años. Aquella tarde estaba en casa de mis abuelos paternos y, como casi desde el día en que nací, me hallaba pegado al transistor de mi abuelo escuchando Carrusel Deportivo. Y entonces algo en mí cambió para siempre. Una voz rota anunciaba el descenso del Sevilla FC a Segunda División. Mi corazón, sin saber por qué, comenzó a latir más fuerte. Como nunca antes lo había hecho. Un nudo en la garganta me sobrecogió y apenas pude contener la respiración. No entendía nada. Hablaban del Sevilla FC. "¿Por qué me afecta esto tanto?", me preguntaba. Minutos después, un micrófono de ambiente se coló en el túnel de vestuarios del antiguo Carlos Tartiere. Solo se escuchaba el desgarrador sonido de los tacos de los jugadores y algún que otro grito de desconsolación. Fue estremecedor. 

Entonces, aquella voz narró la presencia de Monchi, portero del Sevilla FC en esa época, sentado solo, desconsolado, en una esquina de aquel pasillo. Muchos de ustedes tendrán grabada esa imagen en la cabeza. Monchi se convirtió en ese instante en la viva imagen del sevillismo, que afuera, en la grada, pedía incesantemente que los futbolistas regresaran al terreno de juego al grito de "¡Hasta la muerte, Sevilla hasta la muerte!". Sí, señores. Hasta la muerte. La plantilla y el cuerpo técnico, con Julián Rubio al frente, regresaron al césped donde solo quedaban ya los sevillistas en el fondo donde estaban ubicados. Habían recorrido casi 800 km para estar con su Sevilla FC. Probablemente sin querer pensar durante el viaje de ida en lo que podría ocurrir. Porque el sevillismo no entiende de consecuencias, y sí mucho de pasión por unos colores. Y, entre un manto de lágrimas, afición y jugadores se fundieron en una cerrada ovación que supuso un antes y un después en la historia reciente del Sevilla FC. 

La derrota de ayer es dolorosa por cómo se dio. Pero nunca cruel. Y menos la más dura de nuestra existencia. Oviedo es solo un ejemplo. Los más veteranos recordarán muchos más. Seguro. Hay que poner el partido de ayer en perspectiva. Primero, estamos en construcción; y segundo, y más relevante, hay que saber quiénes somos, de dónde venimos y, sobre todo, dónde estamos. La gran diferencia entre Trondheim y Oviedo es el horizonte que se divisa a lo lejos. Ayer estábamos en la cúspide del fútbol europeo. Jugando una final contra el campeón de la Champions League. El domingo tenemos otra final y el día 25 volveremos a estar encuadrados en la Fase de Grupos de la máxima competición continental. Y, señores, el Sevilla está en Primera. Parece algo natural, pero hasta hace bien poco no fue así. En Oviedo todo fue diferente. Dramático. Al fondo todo se veía negro. Solo se divisaba oscuridad. Y ahora todo es luz. A pesar de la derrota. Y, sin embargo, hay un denominador común entre ambas ciudades y ambos momentos: que el sevillismo siempre estuvo ahí. Porque al igual que nunca nos rendimos, nunca dejaremos a los nuestros en la derrota. Que quede bien claro.   

Twitter: @cmsanchezt 

martes, 9 de agosto de 2016

Trondheim, la dulce resaca de Basilea


Sevillafc.es

18 de mayo de 2016. Basilea. 21:30 horas. El Sevilla FC se marcha a los vestuarios del St. Jakob-Park aturdido. Noqueado. El Liverpool estaba siendo superior. Muy superior. El resultado de uno a cero a favor de los ingleses era justo. Hasta corto. Parecíamos desconectados. ¿Pero muertos? No, señores. Eso nunca. Habremos estado miles de veces al borde del abismo, pero muertos ni en pintura. Y quien quiera hacernos creer lo contrario es que jamás ha pisado el Ramón Sánchez Pizjuán. Bendito santuario. Capaz de aparecerse para adueñarse de la mente de los nuestros cuando la batalla estaba claramente en manos de los ingleses. Cuando nadie daba un duro por nosotros. Cuando muchos quisieron enviarnos prematuramente al lúgubre rincón donde yacen los derrotados. Entonces fue Unai Emery quien alzó la voz e invocó al dios que guarda con llave nuestro hogar. Una llamada de aliento y el corazón de los nuestros volvió a latir como solo lo hace el Ramón Sánchez Pizjuán cada domingo. Los jugadores se levantaron, presos de una fuerza interior inusitada, y regresaron al césped con los ojos ensangrentados. Sí, con esa sangre roja que inocula quien solo entiende de esta locura. 

Dieciséis segundos necesitó el Sevilla FC para igualar la contienda; dieciocho minutos para voltearla. Y tuvo que ser Coke. Nuestro capitán. Uno de los nuestros. El futbolista que recogió el guante hace tres años y convenció a todos los que han pasado por el vestuario del Sevilla FC de que la gloria era alcanzable con esfuerzo y tesón. Que nadie llega al cielo sin haber sentido alguna vez las brasas del infierno; que para reir antes hay que sufrir lo indecible; que nada se consigue sin sacrificio, y que la victoria estimula, pero es en la derrota donde más se aprende. Ese era nuestro capitán. Por el que estamos hoy aquí. Porque sus dos goles en Basilea no fueron más que un justo premio en compensación a los momentos amargos vividos en la más profunda soledad. Del resto se encargó quien nos protege casi por mandato divino: el Ramón Sánchez Pizjuán. Ese que desentierra sus raíces cada vez más a menudo para trasladarse allá donde el Sevilla FC cimenta sus sueños. Hoy no será diferente. Toca volver a soñar despiertos. Con los ojos bien abiertos y la cabeza muy alta. Porque hemos conquistado Europa cinco veces. Sí, cinco. Y quien pretenda pasar por encima de nosotros bien sabrá que nunca nos rendimos y que, aunque pretendan sacarnos de los focos mediáticos, nuestra luz alumbra más que los rayos del alba.

Esta noche en Trondheim nos encararemos de nuevo frente a frente con nuestro destino. Y le miraremos a los ojos una vez más. Como siempre. Sin arrugarnos. Sin complejos. Da igual la enjundia del rival, nosotros tenemos algo que no se paga ni con todo el oro del mundo: la mística de nuestro templo. Y la fuerza de Coke. Y la de todos los que residen en el Tercer Anillo. Y, por supuesto, la de todos los guardianes de Nervión. En Sevilla, en Noruega o allá donde estemos cada uno de nosotros, nuestra voz siempre acaba sonando más fuerte. Nos podrán superar en muchas cosas, pero no es más rico quien más títulos tiene, sino quien es eternamente fiel a una pasión que en ocasiones desgarra el alma; quien es dueño de un sentimiento inexplicable que ninguno de nosotros vendería ni por su propia vida. Y si no recuerden qué ocurrió en la grada del Calderón o en la de Basilea. En la derrota y en la victoria. Así que vivamos cada segundo de esta dulce historia y conjurémonos para elevarnos otra vez más hasta las estrellas. Esas que nos dieron la espalda en Cardiff y Tblisi, sí, pero donde nuestro nombre quedó grabado para los restos. Ese es nuestro gran título. El más preciado y del que muy pocos pueden presumir. 

twitter: @cmsanchezt

lunes, 8 de agosto de 2016

Un 'adorno' de nombre Jesús Navas



Los nervios por la cuenta atrás para el comienzo de la temporada oficial son ya irremediables y solo hay algo, mejor dicho alguien, capaz de desviar toda la atención del sevillismo en un agosto con dos finales en juego: Jesús Navas. Bien saben ustedes que el sevillista es un ser habituado a ver como sus mejores jugadores parten después de triunfar en Nervión. En la última década, la lista de nombres que dejaron poso entre todos nosotros es extensa, pero si hubo una salida dolorosa, que llegó a lo más profundo del corazón de cada sevillista, fue la de 'El duende de Los Palacios'. ¿Qué tendrá Jesús que fue, es y será siempre para el sevillismo como ese hermano o ese hijo que se enfundó la camiseta de la pasión que nos une para llevarnos a la cima del fútbol europeo?


Jesús Navas es nuestro abanderado. Da igual si entre nosotros o en la desangelada Manchester, su nombre siempre va ligado al Sevilla FC. Porque Jesús es diferente. Un tipo llano que, al contrario que otros muchos, jamás se llegó a marchar completamente. Vive en el corazón del sevillismo y es el modelo a seguir de los que sueñan a diario en la Carretera de Utrera con llegar algún día al primer equipo. Tan menudo físicamente como grande de alma, se dejó la piel por el Sevilla FC en cada carrera, en cada sprint, como cuando correteaba por los campos de albero. Jesús es el representante en la Tierra de su gran amigo Antonio Puerta. Ambos formaban la sociedad perfecta. Sangre de nuestra sangre. Por eso tiene que regresar más pronto que tarde a su casa. A nuestra casa. Porque probablemente él sea quien más lo desee. Y es que, cuanto más larga se hace la espera, más duele verle tan lejos de la banda derecha del Ramón Sánchez Pizjuán y del Tercer Anillo.  

El director deportivo del Sevilla FC, Monchi, declaró hace unos días que la plantilla está conformada a falta de algún "adorno", y se ha sumado también en varias ocasiones al sentir común de todo el sevillismo: "Todos queremos que Navas vuelva, pero no sabemos cuándo". A Jesús le resta solo un año de contrato con el City, y para el sevillismo sería el mejor "adorno" posible. Existen dos posibilidades: que recale antes del cierre del mercado estival previo pago de una compensación al Manchester City o que, por el contrario, lo haga la temporada que viene cuando sea agente libre. El problema es que el sevillismo, esta vez sí, ve la posibilidad muy cercana, y todo lo que sea verle otro año de azul cielo supondría una profunda decepción. Como reza el dicho, lo bueno se hace esperar... Pero la espera se torna insoportable cuando se trata de nuestro duende.

twitter: @cmsanchezt

sábado, 6 de agosto de 2016

El mayor reto de Sampaoli

sevillafc.es

"Hay que conmover a un grupo de futbolistas para que persigan una idea". El autor de esta bella declaración de intenciones, proclamada en la rueda de prensa de la tarde de ayer, es Jorge Sampaoli, entrenador del Sevilla FC. El técnico argentino ha llegado al club para ganar... pero no a cualquier precio. Para él, el fútbol es un reflejo de su forma de ver la vida. De nada sirve alcanzar el objetivo deseado si por el camino se resienten las formas. Una concepción idealista de difícil asimilación, en gran parte debido a las características del fútbol actual donde la premura es la nota predominante, pero que, si logra inmiscuir en la cabeza de todos sus futbolistas, establecerá una conexión casi espiritual entre el cuerpo técnico y la plantilla. Y, a mayor escala, entre equipo y afición. 

La mejor evidencia de la implantación de su idea tuvo como resultado lo que logró con Chile. ¿Hacerlo campeón de la Copa América por primera vez en 100 años de historia? No. Su gran satisfacción fue convencer a un grupo humano y a un país entero de que se podía. De que con esfuerzo y determinación de cara al área rival era posible. Rebeló a un pueblo que estaba sumido en la pena de su cruel destino y lo levantó. Porque, para Sampaoli, la identificación de sus jugadores con los aficionados y la cultura del lugar es vital para poder desarrollar su concepto. Sin ese matiz, sin esa interacción entre el club y su gente, considera que se torna prácticamente imposible conseguir el éxito. Como todo en la vida. 

Sampaoli tiene claro cuál es su gran objetivo: revertir el juego y el ideario del Sevilla para dotarles de un protagonismo descarado. Antes incluso que ganar. Hacer sentir a sus futbolistas que son dueños de su destino. Que si arriesgan, pueden perder, pero si se atrincheran estarán perdidos. La clave estará en la recepción del propósito. Tanto del equipo como de la afición. El cambio de idea respecto a años anteriores es drástico y por ese motivo la revolución necesitará tiempo. Y paciencia. Mucha paciencia. El técnico argentino tiene a su favor que esta vez cuenta con las bases de un Sevilla FC campeón. Un equipo acostumbrado a ganar títulos en la última década; en contra, el vertiginoso ritmo de la competición, que apenas deja lugar para establecer una idea a corto plazo. Preparen sus corazones y visiten al cardiólogo a la mayor brevedad posible, porque este Sevilla FC les removerá por dentro. Tiempo al tiempo. 


jueves, 4 de agosto de 2016

Sevilla FC, el principio del comienzo

sevillafc.es
 

Agosto campa a sus anchas. Mes de asueto para muchos, montaña rusa de emociones para unos pocos elegidos. Comienza la cuenta atrás. Las agujas del reloj oscilan lentamente mientras las pulsaciones de los sevillistas se disparan. Empieza lo bueno. Dos nuevas finales se avecinan. Y de nada sirven ya las excusas… Echar la vista atrás y lamentarse de lo que pudo ser, es, a estas alturas, un acto de irresponsabilidad. Acordarse de quienes se apartaron voluntariamente de la causa durante el camino no conduce a ninguna parte. Somos los que somos -al menos hasta el cierre del mercado-. Porque, señores, aquí están, única y exclusivamente, los que han querido estar. Recuérdenlo. Ni uno más ni uno menos. 

Toca coger el petate y caminar todos juntos de nuevo. Como en los últimos tiempos. Equipo y afición. La primera parada oficial será el próximo martes, 9 de agosto, en Trondheim, ciudad fundada por el rey vikingo Olaf Tryggvason a finales del siglo X. ¿Se les ocurre mejor enclave para vengar la derrota de Cardiff? En juego, volver a reinar en Europa. Sí, una vez más. Y sin apenas respiro, cinco días después, una doble batalla que dirimirá al campeón de España. Nada más y nada menos tiene por delante el Sevilla FC en las próximas tres semanas. Y, en el horizonte, el comienzo del campeonato Nacional de Liga el 20 de agosto y el sorteo de la Fase de Grupos de la Champions League, el 25 del mismo mes. 


Y es que acostumbrarse al éxito es fácil. Hasta excitante. Hacerlo a su doble filo, mucho menos. Quien luce se coloca en el escaparate de las más pudientes villas europeas. Y eso desemboca en ocasiones en partidas dolorosas para quienes sienten en blanco y rojo desde las entrañas (capítulo aparte merece la de nuestro capitán, corazón del equipo durante cinco temporadas, Coke Andújar). Pero el éxito del Sevilla FC está cimentado desde la regeneración. Contar con más parné nunca aseguró un rendimiento deportivo óptimo, e invertir más en fichajes o retener a los mejores espadas tampoco fue sinónimo de victoria otras veces. Recuérdenlo siempre: el mejor activo siempre fue el sevillismo. Con diferencia. Ese que se reproduce de generación en generación; ese que se hace fuerte en la tormenta y se mantiene en pie cuando escampa. Sí, ese que se ha acostumbrado en la última década a acaparar todos los focos cuando llega agosto.

Coke ya era sevillista


sevillafc.es

"Menudo cambio hemos hecho contigo". Noviembre de 2008. Facultad de Ciencias de la Información de Fuenlabrada (Universidad Rey Juan Carlos I, Madrid). Las clases de cuarto curso de Periodismo habían dado comienzo apenas un par de meses antes. Yo acababa de llegar. Me incorporé ese año al segundo ciclo tras concluir previamente la Diplomatura de Relaciones Laborales. Y esa frase, pronunciada con un alto grado de ironía y una medio sonrisa delatadora, corresponde a una excompañera de clase. 

- ¿A qué te refieres?, respondí.
- ¿Sabes que se podría decir que has cubierto el hueco que ha dejado Coke?
- ¿Qué Coke?
- El que juega en el Rayo.
- ¿De verdad? Además se crió en Vallecas, como yo. Ojalá le fiche el Sevilla.
- ¿El Sevilla?
- Sí, soy sevillista a muerte. Un bicho raro aquí en Madrid.
- ¡Madre mía! Ahora sí que se confirma que el cambio ha sido un absoluto fracaso...

Con Coke no se podía competir en el terreno conquistador, evidentemente. Tenía al sector femenino revolucionado. Pero ni mucho menos aquella conexión personal quedó allí. Efectivamente, él dejó ese año la universidad tras el ascenso del Rayo Vallecano a Segunda División, pero el destino quiso llevarme a Radio Marca, donde, excepcionalmente, narré algún partido del conjunto vallecano. Y fue en zona mixta, tras un partido, donde tuve la suerte de conocerle. Coke es diferente. Cuando le saludas por primera vez tienes la sensación de conocerle de toda la vida. Nada que ver con el prototipo de futbolista altivo. Charlamos durante diez minutos de la universidad, de los compañeros, del Rayo... Como el que habla distendidamente con un amigo de siempre.

Pensé en ese momento que sería mucha casualidad verle de nuevo, pero volvió a suceder. Fue el 21 de octubre de 2010, en un bar adyacente al Palacio de los Deportes de Madrid. Ambos estábamos tomando algo con nuestros respectivos amigos antes de entrar a un concierto. Nunca olvidaré aquel día. Y más en estos días. Yo había accedido a ir al concierto con una sola condición: ir a las 18:00 horas de aquel día a los alrededores del recinto para poder ver íntegro un Karpaty-Sevilla, de Europa League. Y así fue. Sentado, frente a la televisión del local, se cruzó por delante Coke. Inmediatamente le saludé. Había pasado bastante tiempo desde la vez que nos conocimos, pero me reconoció: "¿Qué tal estás, tío?", me dijo con su inconfundible sonrisa. "Bien. Todo bien. Viendo a mi Sevilla, ya sabes". En ese momento giró la cabeza hacia la televisión y se quedó viendo cinco minutos del partido. Por aquel entonces ya empezaba a sonar su nombre para Valencia y Sevilla, entre otros. "Dime una cosa, ¿no te gustaría jugar en el Sevilla FC?, le dije. "¿Dónde hay que firmar? Iría mañana", me respondió con un gesto premonitorio. 

El desenlace ya lo saben. La última vez que hablé con él fue al poco de fichar por el Sevilla FC. Estaba muy ilusionado. Coke lo pasó mal en sus inicios en el club según pude saber por personas afines a ambos. Siempre fue cuestionado por un sector de la grada y, concretamente, al principio fue el centro de todas las críticas. Pero supo reponerse. Como solo sabe hacerlo quien tiene alma de líder. Con casta y con coraje. Eso que inhaló nada más llegar e hizo suyo. Nunca dio un balón por perdido, nunca escatimó un esfuerzo, pero, sobre todo, nunca dejó a los suyos cuando pintaban bastos. Cuando las críticas eran feroces. Porque él ya había convivido con ellas y sabía cómo rebatirlas. Porque para él los suyos siempre fueron lo primero. Antes que él mismo. Y porque, quizá, su corazón ya sentía en sevillista antes de saberlo.

Gracias por defender este escudo con tu vida, capitán.

Te extrañamos.