miércoles, 27 de septiembre de 2017

Ben Yedder, un delantero de otra galaxia

TelevisaDeportes

Les contaré una pequeña anécdota. Sucedió prácticamente hace un año. El 1 de octubre de 2016. Aquel sábado soleado el Sevilla FC recibió al Alavés en el Ramón Sánchez-Pizjuán (también a las 16:15 horas. La Liga es reincidente, por tercer año consecutivo, al colocar ese horario cuando en Andalucía el calor todavía aprieta sin atisbo aparente de tregua). Ese fin de semana me hallaba, como es costumbre cada primero de octubre, a más distancia si cabe de Sevilla, en los festejos patronales de Matanza de los Oteros, un pequeño pero mágico pueblito de la provincia de León donde nacieron un buen puñado de muy buenos amigos (aprovecho para recomendarles que vayan a sus fiestas. Aunque sea solo una vez en la vida. Serán bien recibidos). Llegó la hora del partido, y café y chupito de hierbas mediante, sonó por primera vez en la retransmisión el nombre de Wissam Ben Yedder.  

"¿Cómo se llama el delantero del Sevilla FC? ¿Ben Yedder? ¡Parece un personaje de La Guerra de las Galaxias!", se apresuró a decirme un amigo con evidentes problemas para pronunciar su nombre. Sí, Wissam Ben Yedder. "Madre mía, ¡qué nombre! ¿Tiene algún superpoder?". Casualidades del destino, resultó que aquella tarde todo el sevillismo descubrió atónito que, efectivamente, gozaba del mayor don que puede poseer un delantero: la omnipresencia. Marcó dos goles por estar en el lugar que la jugada requería. Como siempre. El segundo de ellos, cuando el partido agonizaba, para dar los tres puntos al Sevilla FC con un taconazo solo al alcance de los seres que proceden de alguna lejana galaxia. Fue la tarde de Wissam. O de Ben Yedder. Como prefieran. Fue la tarde en la que el recuerdo de Gameiro se difuminó como los últimos retales de un verano que se resistía a marcharse. Se esfumó. En dos zarpazos, por el poder de la fuerza.

Nervión volvió a sonreir. Respiró aliviado al sentir haber encontrado un digno heredero al endiablado francés que decidió partir un par de meses antes. Quién podía presagiar que un tipo menudo, sin aparentes hechuras de 'nueve', iba a ser el encargado de recobrar la ilusión de todo el sevillismo. Pero no se equivoquen. Ben Yedder es mucho más que tres goles al Maribor. Infinitamente más. Su hat-trick de ayer es un detalle insignificante en comparación con su mayúscula aportación al equipo. Un tipo más asentado en Sevilla que un serranito -con pimiento- en el estómago de un palangana; un futbolista de club. Entregado a la causa. Juegue o no, marque o no, siempre dignifica el escudo que porta en el pecho con la convicción del que nació en Eduardo Dato. Ben Yedder es, un año después, y desde el primer día, uno de los nuestros. Y, desde ayer, historia viva del Sevilla FC. Larga vida en Nervión, Wissam. Que la fuerza te acompañe.


Carlos Sánchez




viernes, 15 de septiembre de 2017

Anfield, nuevo punto de partida

sevillafc.es

Recordaba Roberto Arrocha (periodista de ABC de Sevilla) en su cuenta de twitter, en la previa del partido correspondiente a la primera jornada de la Fase de Grupos de la Champions League contra el Liverpool, que justamente veinte años antes, un 13 de septiembre de 1997, el Sevilla FC se batía la plata en un duelo regional contra el Real Jaén. Y añadía, y suscribo cada una de sus palabras, que "para valorar hay que recordar". Nada más lejos de la realidad. Antes de Anfield, concretamente dos décadas atrás, el Sevilla FC transitaba por el desierto de la Segunda División con el objetivo nada desdeñable de volver a asomar la cabeza. Eran otros tiempos. Tan difíciles como necesarios para entender y apreciar ahora el inconmensurable mérito de este Sevilla FC, forjado en las catacumbas en los albores del Siglo XXI.

Ahora todo es diferente. O casi todo. Hay cuestiones que son inmutables en el corazón del sevillismo. Y en el tiempo. El sentimiento es exactamente el mismo. O así debería ser. Solo han cambiado los retos. Sin embargo, nuestro credo sigue siendo ver al Sevilla FC cada domingo; nuestra sonrisa de niño verlo cada jueves y nuestro sueño acompañarle todos los miércoles de nuestras vidas. Pero, al final, día tras día, noche tras noche, nuestra única aspiración es seguir y defender a los nuestros allá donde vayan. Como hicieron las casi mil almas que dejaron sus gargantas por todos los rincones de la ciudad Los Beatles. Cuánto honor. Cuánto orgullo esos a los que nada les importa el cuándo ni el dónde, sino quién. Liverpool o Jaén, Basilea o Badajoz. ¿Qué importa? Siempre y solo, Sevilla FC. 

La cuestión es que Anfield ha marcado un nuevo punto de partida. Una nueva etapa. Solo una más. Ni mejor ni peor que las anteriores. Más atractiva, pero igual de intensa. Hace un año, el Sevilla FC empató en Turín contra la Juventus, en un partido con ciertas similitudes al de Anfield. Dominio y superioridad del rival en todos los aspectos del juego menos en el resultado. Un año después, hemos confirmado nuestro crecimiento. Competimos. Se podría decir que, oficialmente, estamos preparados para la batalla. Nunca hincamos la rodilla. Hemos aprendido a sufrir. O quizá es que nunca olvidamos de dónde venimos, quiénes fuimos y dónde habitábamos hace veinte años. Porque los buenos momentos se disfrutan más y mejor cuando antes has probado las mieles de la derrota. Tú nunca caminarás solo, Sevilla FC. Nunca lo olvides. Estés donde estés. Vayas donde vayas.

Carlos Sánchez
twitter: @cmsanchezt