domingo, 22 de julio de 2018

El patrón Dragutinovic

sevilla.abc.es



Recuerdo aquel 31 de agosto de 2005 como si fuera ayer. Todas las emisoras de radio nacionales conjugaron sus esfuerzos en generar un microrrelato que tendría un final inminente por decreto. El mercado de fichajes echaba el cierre a medianoche. Y, a las 23:30, sin apenas tiempo de reacción, saltó la noticia que todo sevillista se resistía a escuchar. El Real Madrid, mediante un comunicado, anunció que había depositado el importe de la cláusula de rescisión de Sergio Ramos. Sin duda, uno de los mayores exponentes de la Carretera de Utrera en el Siglo XXI, junto a Jesús Navas y Antonio Puerta. Fue una sensación extraña y desagradable. Entre la pesadumbre y el orgullo. Entre el vacío desolador que provoca que te arrebaten un trocito de la sangre de tu sangre y la fortaleza de saber que por encima del escudo del Sevilla FC solo están los miles y miles de locos de la cabeza que sustentan este maldito negocio. Todo lo demás es accesorio.

Y entonces, en la mayor de las amarguras, y tras sentirnos incompletos, salió a la luz el nombre de Ivica Dragutinovic. Ni más ni menos que con el reto de hacer olvidar a Sergio Ramos. La solución de urgencia de Monchi a escasos minutos de la medianoche. ¿Recuerdan qué sintieron entonces? Estoy convencido de que, como un servidor, pocos de ustedes lo conocían. Ni siquiera sabrían que jugaba en el Standard de Lieja y que era serbio. Y pensarían, como un servidor, que demasiado que el Sevilla FC pudo rehacerse sin margen de maniobra. Era un parche. Una ínfima tirita para cerrar una herida que ni con bisturí. Y resultó que, en pocos días, entre acusaciones de unos y otros actores, de páginas repletas de periódicos, de horas y horas de radio y televisión copadas por la abrupta marcha de Sergio Ramos, descubrimos que habíamos encontrado un central con las agallas de un comandante y el pundonor de uno de los nuestros. Así. De la nada. Del más absoluto desconocimiento. Y a última hora. Tirando por la borda todos los falsos mitos que se ciernen sobre una planificación eficiente. 

Desde aquel día me resisto a pensar que una buena planificación se mide por el tiempo en el que un Director Deportivo es capaz de conformar el esqueleto de una plantilla, sino que más bien todo forma parte de un proceso. Las planificaciones deportivas, como las notas en el colegio, deben evaluarse al final de temporada. Buena parte del sevillismo se halla inquieto, intranquilo, en esta fase de la presente pretemporada. Apenas han llegado fichajes y el equipo comienza a competir oficialmente el jueves 26 de julio. Recuerdo una frase recurrente de Monchi. Siempre decía algo así como que una planificación no podía depender de un título que se disputase en verano, pero sí que se supeditaba a si había o no clasificación europea. ¿Recuerdan qué ocurrió tras caer con el Sporting de Braga en 2010? El panorama cambió. De esperar a que llegaran fichajes de renombre a convertirse en punto de inflexión y comenzar una restructuración progresiva de la plantilla. Quizá, aunque no se anuncie a los cuatro vientos, estemos ante un ejemplo similar, salvando las distancias y las instancias. 

Me resulta muy complicado pensar que el actual bloque Sevilla FC, que superó por fin los cuartos de final de la Champions League ante el todopoderoso Manchester United, que le plantó cara al Bayern de Munich, y llegó a una final de la Copa del Rey no esté objetivamente capacitado para superar la eliminatoria contra el Újpest. Bien sabe la dirección deportiva que el equipo necesita ahora mismo cuatro o cinco fichajes, al menos, para cubrir carencias por todos conocidas. Nadie lo discute. Pero hay tiempo. Mucho tiempo. En el fútbol algo más de un mes es un mundo, y el objetivo es claro: apuntar bien para no precipitarse. Ese sí sería un contratiempo difícil de subsanar. Paso a paso. Menos mal que los profesionales viven aislados en gran medida del clamor popular. Menos mal. ¿Alguien, de verdad, tiene dudas de que Caparrós no va a conformar un equipo competitivo? Llevo años escuchando cómo se pone como ejemplo de planificación al Villarreal. Con todos mis respetos, simplemente con comparar las trayectorias de ambos clubes en la última década la comparación se diluye.

Entiendo que un sector importante del sevillismo esté deseoso de conocer nuevas incorporaciones, al fin y al cabo las novedades en materia de fichajes son los goles del verano. Pero tengan paciencia. Y recuerden el patrón de Dragutinovic, o de Drago -como prefieran-, quien, por cierto, luce victorioso por la piel del Ramón Sánchez-Pizjuán en detrimento de aquellos que un día abandonaron este barco con más pena que gloria: nada, absolutamente nada, garantiza que una planificación sea mejor o peor por cerrarse antes o después. La única herramienta de medición es el acierto. Esa es la clave. Y si aún creen que el 31 de agosto puede ser tarde, echen un vistazo a los últimos cuatro partidos de la pasada temporada, donde quedó patente que, con un cierto criterio, hay un grupo de trece-catorce futbolistas que tienen la calidad suficiente para afrontar los retos venideros. Los partidos amistosos, para coger rodaje y fijar automatismos; los fichajes, que mejoren lo que había. De toda la vida. Y llegarán, por supuesto que llegarán, y probablemente en cascada cuando se abra el grifo, pero es sumamente necesario mantener la cautela en un verano marcado por el Mundial y la inflación de precios. Más vale tarde... que equivocarse. 


Carlos Sánchez
Twitter: @cmsanchezt