viernes, 31 de marzo de 2017

Ni adiós ni hasta la próxima, Monchi

sevillafc.es

Querido León:

No he conocido el Sevilla FC sin ti. Soy preso de esta pasión que nos une desde aquella fatídica tarde de Oviedo. Intentaré ser muy sincero. Evité pensar ni un solo segundo cómo sería el momento de escribir estas líneas, aunque sabía que más pronto que tarde llegaría el día. Te confieso que hace ya algunos meses asumí tu partida. Más bien la digerí. Como pude. Como cualquier sevillista. Todos estamos de paso. Era una simple cuestión de tiempo. Ese tiempo que, inevitablemente, pasa factura a todos los mortales. Y tú eres humano, León, por más que algunos sigan empeñándose en alzarte a los altares reservados a los dioses divinos. Nunca te hizo bien esa magna distinción. Y más cuando pusiste toda una vida en manos del sentimiento que compartimos. Te daría las gracias por darme tanto, pero me da miedo quedarme corto. Ni siquiera sé expresar con palabras todo cuanto me diste. Todo cuanto nos diste. A mí y a todo el sevillismo. Ni siquiera sabría decirte cómo me siento ahora mismo. Si solo es fútbol, ¿verdad?

Me alegro de corazón de que al fin emprendas una nueva aventura. Bien sabes tú que se tratará tan solo de un romance pasajero, que el amor de tu vida tiene nombre y apellidos: Sevilla Fútbol Club. Aquella fotografía del pasado verano en aquel restaurante Vips de Sevilla me removió por dentro. Me conmovió. Cuánto te entendí. Cómo te entendí. Y eso que ni siquiera te conozco personalmente. Pero te entendí. Quizá porque en la distancia también he vivido mil y una noches con el deseo impuro de alejarme de este amor que nos da la vida y nos la arrebata a partes iguales. Porque cada derrota duele como un disparo en el esternón. Como el llanto de una madre. Como el martillo de la injusticia. Y tú además has sido, durante casi treinta años, partícipe directo y responsable de todo lo bueno y lo malo que le ha pasado al Sevilla FC. ¡Cómo no entenderte! Si sé de buena tinta que lloraste como un niño cuando nos secuestraron los demonios y nos llevaron a la fuerza a los infiernos, y que apenas disfrutaste después de cada victoria porque en tu mente solo habitaba tu autoexigencia para ascender siempre un escalón más. 

Espero que seas muy feliz. Al menos tanto cuanto me hiciste a mí. Tanto como cuando nos llevaste a Eindhoven a tocar el cielo con la yema de los dedos. Te debemos una vida, León. Que disfrutes allá donde vayas. Que vivas. Me dolerá verte con un gorro de lana con otro escudo cuando llegue el momento. Me dolerá horrores. Pero me sentiré en paz. Por fin. Porque al fin descansarás. Hay muchas formas de descansar: una de las más efectivas -dicen- es poner tierra de por medio cuando la pasión desgasta. Y hablo solo de tierra, porque en lo intangible a mí nadie me engaña. Eres alma del Sevilla FC del que me enamoré. De muy pocos podría afirmar algo así. Dejas atrás un inmenso legado, forjado por el sudor de tu frente y la sangre 'colorá' de tu corazón. Una obra irrepetible, mucho más allá de todos los títulos que llevan grabado a fuego tu nombre. Un Sevilla FC fuerte. A la altura de su historia. Por fin podrás recuperar a la persona que se tragó el Director Deportivo; por fin podrás ejercer tu profesión con la suficiente distancia. Eras y eres humano, León. Y pobres de aquellos pocos que todavía piensan que te mueve el olor de la plata, cuando fuiste tú quien nos acostumbraste a su tacto.  

Ni adiós ni hasta la próxima. 
Se va el Director Deportivo; queda por siempre el guardián de Nervión.

Carlos Sánchez  
twitter: @cmsanchezt 

 

miércoles, 29 de marzo de 2017

Nico Olivera: "Me emocionaba como un niño cada vez que pisaba el Sánchez-Pizjuán"


Otoño de 2000. Suena Bob Marley en la megafonía del Ramón Sánchez-Pizjuán y ondean banderas de Jamaica en Gol Norte. Todos esperan al cuarto poder tras Roberto Alés, Monchi y Joaquín Caparrós. Ante ustedes... Nico Olivera, el gran artífice en el terreno de juego del último ascenso del Sevilla FC a Primera División. Ahora, 17 años después, estrena nuevo reto en su Uruguay natal como Asesor Deportivo e Institucional de Defensor Sporting, el club de su vida. Allí quiere importar el modelo de dirección deportiva que implantó su homólogo Monchi en Nervión. Ni olvida ni pretende hacerlo. Sevilla ocupa un rincón privilegiado en su corazón. Un tipo de '11', como el dorsal con el que siempre se le recordará en Sevilla.

- Pregunta: - En el verano de 2.000, el Sevilla FC estaba sumido en una gran crisis institucional y deportiva. ¿Cuál fue la clave para ascender aquella temporada?

- Todos sabíamos la historia del Sevilla FC. Habíamos descendido por un cúmulo de circunstancias y había que reconstruir nuevamente la mentalidad y la ilusión para devolver al Sevilla FC donde merecía estar. La clave primordial fue el grupo humano que hubo en ese vestuario. Fuimos a entrenar desde el primer día con la responsabilidad de que había que ascender. Y fue fundamental, por supuesto, Joaquín Caparrós, un motivador nato. Nos convenció de qué había que hacer en todo momento. Nos sentimos como una familia aquel año

- Roberto Alés, Monchi y Caparrós. ¿Qué aportaron cada uno?
 
- Roberto Alés era una persona encantadora. Tendrá todo mi respeto y mi agradecimiento de por vida. Me ayudó y me arropó siempre; Monchi es sevillista. Más que nadie. Aportó tranquilidad al equipo. Más que una plantilla, se preocupó de crear un grupo de buenas personas. Y Caparrós nos aportó conocimientos futbolísticos, pero, sobre todo, convencimiento. Nos enseñó a entrenar y a competir al máximo. Los tres se preocuparon de que viviéramos en un clima extraordinario. Fueron fundamentales para el crecimiento que ha experimentado el Club.

- ¿Quiénes eran los líderes del vestuario?

- Obviamente Pablo Alfaro y Prieto por el peso que tenían. Prieto era nuestro capitán y ejercía como líder. Nunca olvidaré el detalle que tuvo conmigo esa temporada. En un partido en el Sánchez-Pizjuán, en el descanso, me dijo: "Toma el brazalete. Eres el capitán del Sevilla FC". Me emocioné. Fue la primera vez que porté la cinta de capitán. Un orgullo más como sevillista.

"Prieto me dijo en el descanso de un partido en el Sánchez-Pizjuán: 'Toma el brazalete. Eres el capitán del Sevilla FC'. Me emocioné"

- ¿Cuál es tu mejor recuerdo como sevillista?

- Más allá del ascenso, me emocionaba como un niño cada vez que pisaba el Sánchez-Pizjuán y toda la grada coreaba mi nombre. Era una motivación extra. La gente me daba todo su cariño. Luego recuerdo varios partidos memorables como el 1-3 al Betis, en el que marqué dos goles y regalé una asistencia. O el gol contra el Atlético o el partido definitivo contra el Tenerife. Y mi primer hat-trick contra el Leganés. Pero me quedo con la comunión que mantuve con la gente durante toda mi estancia. Sevilla fue una experiencia única para mí.   

- ¿Qué significa el Sevilla FC para ti?  

- Mucho. Soy hincha desde pequeño de Defensor Sporting, pero el Sevilla FC es diferente. Me hizo valorar otras cuestiones en la vida. Me abrió la mente para experimentar otras cosas en un mundo diferente para mí. Lo valoro más que todo lo bueno o lo malo que me pasó deportivamente allí. Me decían que era un sevillano más. Sevilla siempre estará en mi corazón. Me encanta la ciudad. Su gente. Viví muchas navidades, hice muchos amigos fuera del fútbol. Me dio más de lo que podía imaginar. Desde el primer momento que aterricé en Sevilla, sentí que mi compromiso iba mucho más allá de lo meramente deportivo. 

"El Sevilla FC es diferente. Me hizo valorar otras cuestiones en la vida. Lo valoro más que todo lo bueno que me pasó deportivamente allí"

- ¿Y los Biris?

- Representan pasión, emoción, motivación y, obviamente, un sentimiento inigualable. Siempre mostraré mi respeto hacia ellos porque siempre me alentaron a mí y al equipo. Cuando les escuchaba o les miraba, me contagiaban. Era increíble. Quiero agradecerles todo el apoyo que me dieron. Nunca olvidaré aquel tifo con la bandera Rasta, los colores del Sevilla FC y Bob Marley en el centro. Pablo Alfaro se acercó a mí en una ocasión y me dijo: "Creo que no hace falta nada más para que te motives, ¿verdad?". Fue tremendamente emocionante. 

- ¿Qué opinión tienes de la situación actual que viven los Biris?

- Es un tema complejo y más viviéndolo desde la distancia. Siempre recordaré a los Biris con mucho cariño por todo lo que transmiten y le dan al Sevilla FC. Es un aporte más para los jugadores dentro de la cancha. Íbamos a otros campos y parecía que estábamos en casa. Jugábamos con doce jugadores siempre. Nos daban fuerza. Me entristece que a un estadio como el Sánchez-Pizjuán le falte el colorido de los Biris. Por supuesto, siempre con la bandera por delante del "No a la violencia". Es una cuestión muy profunda. Ojalá que Directiva y Biris vuelvan a encontrarse.

"Los Biris nos daban fuerza. Jugábamos con doce. Me entristece
que a un estadio como el Sánchez-Pizjuán le falte su colorido"

- ¿Qué ocurrió para que te marcharas del Sevilla FC?

- Que eligieron por mí. Confié en una serie de personas que me fallaron. Me quitaron la ilusión de poder seguir mi carrera en el Sevilla FC. Por dos veces. La primera cuando estando concentrado con Uruguay en el Mundial de Corea y Japón en 2002 decidieron unilateralmente que cambiara de aires y rechazaron la oferta de renovación que me presentó el Sevilla FC. Me ofrecían cuatro años más de contrato e incluso no quise escuchar hablar de un interés del Barcelona por mí. Y, cuando regresé a Sevilla, resultó que no tenía equipo, y firmé, a falta de una semana para el cierre del mercado, por el Valladolid. 

"Me quitaron la ilusión de poder seguir en el Sevilla FC. Por dos veces. Confié en una serie de personas que eligieron por mí"

- ¿Y qué pasó entonces?

- Que el Sevilla me planteó regresar un año después e imagínate... Recobré la ilusión, pero quienes me representaban decidieron rechazar otra vez al Sevilla FC, por segunda vez, y llegaron Darío Silva y Germán Hornos. Fue muy doloroso. Aún así, mi estancia en Valladolid fue bastante buena, y después me marché al Córdoba. Me convenció Francisco, centrocampista del Sevilla FC en aquella temporada 2000-01. Mi problema fue que quise ser agradecido con quienes me trajeron a Europa.




- ¿Sigues al Sevilla FC en la actualidad? 

Sí, claro. Por supuesto. He visto los partidos de Liga y los de Champions League. Y todas las finales de la Europa League. Siempre estoy en comunicación con gente de Sevilla y me informo por las distintas redes sociales. 

- ¿Qué opinión te merece Jorge Sampaoli?

- Entiendo que es un entrenador capaz. Además, el precedente de la selección de Chile le da autoridad. Además de otorgarle una identidad, la hizo campeona de América. Ahora en el Sevilla FC está intentando aplicar su idea. Los partidos que he podido ver me han parecido muy atractivos. Pero, en definitiva, importan los resultados. Ha hecho un buen trabajo hasta ahora, pero creo que necesita más tiempo para alcanzar el juego que pretende.

- ¿Crees que el bajón del Sevilla FC puede deberse a una cuestión de cansancio mental tras estar tanto tiempo a la estela de los dos grandes?

Claro que es una cuestión psicológica y mental. Ha habido mucha presión, había que minimizar al máximo los errores. De repente, el Sevilla FC generó una ilusión tremenda a sus aficionados por su trayectoria esta temporada. Y al mismo tiempo que se convenció, se exigió mucho más. Y cuando piensas que puedes alcanzar el éxito, puede llegar un bajón que es totalmente lógico y normal. Cuando uno gana siempre, tiene el nivel de concentración altísimo, pero cuando fallas... Ahí es cuando los Biris se echan de menos también. ¿Entiendes?

- ¿Ves al equipo capacitado para aguantar la tercera plaza?

- Pienso que el Sevilla FC va a tener que acostumbrarse a este nuevo panorama rápidamente. Hacer borrón y cuenta nueva. Empieza una nueva liga. Una liga diferente. Un mano a mano con el Atlético de Madrid. El Sevilla FC tiene que buscar el tercer puesto. Mantener la motivación y la concentración. Las circunstancias han llevado a este lugar y hay que volver a empezar. 

- ¿Cuál es el techo de este Sevilla FC?

Yo sueño y pienso que el Sevilla FC puede ganar una Liga algún día. Ha demostrado en todos estos años una personalidad y una identidad deportiva importantes hasta el punto de ser referente en el fútbol español. Entonces siempre va a tener esa inspiración de buscar nuevas competencias. Es una cuestión de tiempo y de planificación. Y también de momentos. Pero me gustaría ver a un Sevilla FC campeón de Liga como pudo hacerlo el Atlético de Madrid. 

"Sueño y pienso que el Sevilla FC puede ganar una Liga algún día.
Ha demostrado una gran personalidad en todos estos años"

- Y por último... ¿Algún mensaje para el sevillismo?

-  Agradecer al Club y a todos los sevillistas el cariño que me dieron. Me ayudaron a seguir formándome como persona. Y decirles que más allá del tiempo que pasó, el Sevilla FC está y estará siempre en mi corazón. El cariño sigue latente mutuamente. Soy un sevillano más en la distancia. Deseo lo mejor para el club y para su gente. Y, como tantos otros, repito que sueño ver campeón de Liga a este Sevilla FC. Un fuerte abrazo para todos los sevillistas... 

Carlos Sánchez
twitter: @cmsanchezt


A continuación, les adjunto el post homenaje que dediqué a Nico Olivera el día que puso punto y final a su estapa como futbolista:
http://sevilla530.blogspot.com.es/2016/12/nico-olivera-uno-de-los-nuestros.html


Agradecimientos: Roberto Torres (ayudante de producción).
 



lunes, 20 de marzo de 2017

Reconstruir o destruir

sevillafc.es

Hay dos formas de afrontar cualquier bache en la vida: relamiéndose las heridas y siendo protagonista de un victimismo inusitado o, por el contrario, levantándose. Sin más. El sevillismo es especialista en confundir muchas veces los términos autoexigencia y autodestrucción. Dos conceptos que pueden acabar estrechamente ligados si se malinterpretan. Somos hijos de un Sevilla FC fuerte. Saneado. Sólido. Asentado en Primera y que en la última década nos ha hecho más felices que a todos nuestros padres y abuelos juntos a lo largo y ancho de sus vidas. Miren si somos unos privilegiados, que, a día de hoy, discutimos acaloradamente por eliminaciones en Champions League y derrotas contra equipos que se han convertido en rivales directos, y que duplican, triplican o cuadruplican nuestro presupuesto. Equipos a los que hemos plantado batalla durante siete meses. Codo con codo. ¿Cabe mayor orgullo? Y todavía osamos hablar de fracasos.

Llega una mala racha y pasamos de un extremo a otro indiscriminadamente. Una mala racha y todo son despropósitos. Por todas las partes. Y los primeros, nosotros mismos. Nos encanta alejarnos de la autocrítica. Volcar toda nuestra frustración en la inestabilidad social que vive el club, en los árbitros, en la prensa... Cualquier excusa es válida para mirar a todas partes menos adonde realmente nos necesitan: en el terreno de juego. Este cuerpo técnico y estos jugadores nos han regalado, probablemente, el mejor de los obsequios durante muchos meses: kilos y kilos de ilusión. Nos han hecho creer que es posible. Ahora o algún día. Nos han hecho salir a la calle con el pecho fuera de la camisa o de la blusa. ¿Cuántos de ustedes no se abrazaron a un desconocido en el gol de Jovetic al Real Madrid? Y, ahora, a las primeras de cambio, queremos echar al cuerpo técnico y a los jugadores a los leones. Es muy fácil. Que esté con el equipo quien quiera. Cada uno está en su derecho. Pero quien esté, que esté a muerte. 

El equipo sufre un bloqueo mental. Es evidente. Pero, ¿se han parado a pensar cuál puede ser el motivo? Competir por encima de las objetivos reales puede desgastar sobremanera. Seguir la estela de los más poderosos con menos recursos puede resultar agotador. Y este equipo lo ha hecho. Hasta la extenuación. Hasta que se ha quedado sin fuerzas. Y aun así, miren la clasificación... ¡Terceros en el parón de marzo! ¿Saben dónde estábamos a estas alturas en temporadas anteriores? Tengamos perspectiva. El descanso vendrá como agua de mayo, tanto para el equipo como para nosotros. Quizá es el momento de recapacitar, todos, de una vez, y pensar que aquí, o le damos toda nuestra fuerza al equipo o será muy complicado alcanzar el objetivo marcado. Debemos reflexionar nosotros primero. El equipo solo necesita desconectar estas dos semanas para reencontrarse. Entender que es descabellado pitar a los nuestros porque hagan un mal pase o un mal partido después de todo el margen de error que se han ganado por méritos propios. Quedan diez finales. Diez. Ni más ni menos. En nuestras gargantas está el aliento que necesita el Sevilla FC y en nuestro pecho un corazón que se ha levantado de envestidas casi mortales a lo largo de nuestra centenaria historia. Hay dos opciones: reconstruir o destruir. Ustedes eligen. Yo, no escucho y sigo.

twitter: @cmsanchezt


 

 

miércoles, 15 de marzo de 2017

Bendito dolor, Sevilla FC

sevillafc.es

Bendita la desgarradora realidad de caer eliminados en octavos de final de la Champions League. Bendita esa cruel sensación de perdernos una primavera entre cientas. Y bendito el dolor de tantos y tantos sevillistas que recordaron a sus abuelos cuando vieron tan cerca el sueño de volver a ver a su equipo donde el tiempo se detuvo hace 59 años. Duele mucho. Por supuesto. A horrores. Hoy es día de luto, de radio y televisiones apagadas. De buscar cualquier entretenimiento para olvidar de una vez el despiadado final de Leicester. ¿Pero tragedia...? Nunca. Nunca. Tenemos el cuerpo colmado de cicatrices. Más de mil veces nos hemos caído, y otras tantas nos hemos levantado. Esto es Sevilla, señores. Esto es el Sevilla FC. El dolor que podemos sentir en la actualidad son suaves caricias en comparación con aquellas puñaladas que nos asestó el fútbol décadas atrás.

Hemos visto al Sevilla FC en campos impracticables, en lugares que nunca debieron ocupar ni una sola página de nuestra historia. Y nunca nos sentimos avergonzados. Miramos con la cabeza muy alta a todos aquellos que quisieron ofendernos y que, a día de hoy, viven en penumbras. El pasado nunca justifica el presente en el fútbol, donde la memoria apenas tiene cabida, pero merece refrescarla en días como hoy. Ser del Sevilla FC es un sentimiento indescriptible. Más cuando se vive a tantos kilómetros de distancia. Uno es sevillista de corazón cuando, independientemente de cuál sea el resultado, se siente plenamente identificado con los más de 2.000 hinchas que ayer se despojaron de su tiempo y de muchísimo dinero para acompañar a los de 'colorao' a una guerra sin prebendas. Es simplemente amor a unos colores. Una forma de vida que pocos comprenden. 

Caímos derrotados, sí. Pero volveremos. Volveremos a desafiar a nuestro destino porque un día después aquí seguimos con nuestro nombre grabado para siempre en las paredes de Europa y con el escudo aún más grande si cabe brotando de nuestro pecho. Será complicado asimilar la desventura de anoche. Costará muchas preguntas sin respuestas, pero siempre nos quedará el sentimiento que compartimos. El que no entiende de rondas ni clasificaciones. Lo tuvimos ahí, en la yema de los dedos, pero a nosotros nadie nunca nos regaló nada. Por eso volveremos. Claro que volveremos. Porque este club y esta afición nunca se rinden. Miren atrás y revisen de dónde venimos. Nunca olviden aquellas noches que sí nos consumieron de verdadero dolor. Tengan Oviedo siempre presente. Porque fue en aquella ocasión cuando aprendimos a valorar nuestra realidad. Y a regresar más fuertes. 

twitter: @cmsanchezt