lunes, 24 de julio de 2017

¿Por qué Jesús Navas?

twitter: @JNavas


El fútbol moderno es un negocio. Sin duda. Apenas queda rastro de la esencia que nos encandiló en tiempos ya remotos. Que se lo cuenten a nuestra maltrecha memoria. En ocasiones perdemos la perspectiva con asombrosa facilidad y, lo que es peor, renunciamos a nuestra identidad sin escrúpulo ninguno. Sevillistas: Jesús Navas es uno de los nuestros. Sangre de nuestra sangre. Integrante del mejor Sevilla FC de la historia. Abanderado del sueño que consumimos una noche de primavera en Eindhoven. Componente central de la lona de Preferencia del Ramón Sánchez-Pizjuán. En condiciones normales, estos argumentos deberían ser suficientes para enaltecer su figura, para convencerles de que tan solo con esas premisas ya se antoja necesaria su vuelta. Asisto atónito a la apatía que despierta en gran parte del sevillismo su regreso. Quizá el presente pese demasiado; o el pasado posea un valor insignificante en esto del fútbol. Lamentablemente, me temo que ocurre más bien lo segundo. Y es que, más allá de razones burocráticas, porque el Sevilla FC necesita contar con futbolistas canteranos y nacionales para completar la lista de Champions League (les recomiendo seguir en twitter a @salmonpalangana, especialista en esta materia), ¿quién puede tener dudas del talento de Jesús Navas y de las virtudes que puede aportar al juego del Sevilla FC? 

Jesús Navas es mucho más que una leyenda viva del club. Le queda mucho fútbol por delante. Tanto o más del que podamos llegar a imaginar. Es alarmante que, desde que suena para retornar al Sevilla FC, apenas hayamos reparado en la riqueza táctica que puede aportar al dibujo de Berizzo. Y más aún que obviemos la experiencia internacional que atesora. Ha disputado más encuentros continentales que toda la línea de ataque junta. Constantemente se habla en los mentideros de su recomendable regreso únicamente por su condición de hombre de la casa, pero parece que nos olvidamos de que es un futbolista extraordinario, curtido en mil batallas e, indudablemente, más completo que cuando partió a Manchester. El Duende se ha convertido en maestre en Inglaterra. Ha mejorado más si cabe sus prestaciones como extremo y ha adquirido los conceptos necesarios para reconvertirse en lateral o carrilero si el equipo lo necesita en esos lares. Recuerden, además, que el Sevilla FC carece actualmente de un jugador de banda a la antigua usanza, de los que se pega a la línea de cal, de los que abren defensas. Es un extremo puro y duro. Con una punta de velocidad intacta. Una pieza capital para conformar una plantilla con diferentes registros tácticos. Mi pregunta es: ¿por qué? ¿Por qué tantas dudas?

¿Por su edad? La complexión física de Jesús Navas le permitirá competir más allá de los 35 aun ocupando una posición del terreno de juego en la que evidentemente se produce un mayor desgaste. Seguro. Tiempo al tiempo. ¿Por ser representado de Bahía? Esto es un negocio. Recuérdenlo. Los sentimientos, en la grada; en los asuntos de club debe imperar la cordura y la racionalidad siempre. O al menos así debería ser. ¿Porque se marchó del Sevilla FC sin que nadie le obligara a salir? Sí, y también perdonó dinero. Y en su discurso de despedida prometió que volvería. Porque Jesús Navas es sevillista. Hasta la muerte. Nació, creció y se hizo futbolista en la Carretera de Utrera. ¿Creen que estamos sobrados de ADN palangana? Es buen momento para impregnar al equipo de identidad propia. Nunca deberíamos plantearnos el por qué con Jesús Navas. A quien lo ha dado todo por este escudo, honor. Él mismo siempre fue coherente con el club, y jamás regresaría si se sintiera incapaz de afrontar el reto de volver a vestir la camiseta con el blanco y rojo de su corazón. Ojalá vuelva para disipar las dudas de gran parte del sevillismo. Su talento es innato e inagotable. Y se encuentra en plena madurez futbolística. Despierten, sevillistas. El Duende acecha de nuevo. 


Carlos Sánchez
twitter: @cmsanchezt 








 




domingo, 9 de julio de 2017

La imborrable huella del sevillismo

sevillafc.es

Estimados rectores del Sevilla FC: 

Dicen que rectificar es de sabios, pero tropezar en la incomprensión una y otra vez premeditadamente es, cuanto menos, una torpeza de difícil digestión para el sevillismo. Me resisto a pensar que nadie en el Consejo de Administración alzara la voz cuando se propuso instaurar una medida tan injusta y arbitraria como el acceso biométrico al Ramón Sánchez-Pizjuán solo para un determinado sector de Gol Norte. ¿En qué pensaban cuando decidieron imponer una subida injustificada de los precios de los abonos sin tener asegurada siquiera la presencia en la próxima Fase de Grupos de la Champions League? ¿Qué datos objetivos justifican ese incremento? Miren, entendemos que para ustedes el Sevilla FC pueda ser simple y llanamente una empresa. Están en su derecho. El club es un apetitoso pastel que se reparten entre unos cuantos a regañadientes, y al que, a la vista está, apetece hincarle el diente indiscriminadamente. Pero se empeñan en tomarnos por necios vendiéndonos a diario una realidad idílica envuelta en una tensa calma que el día menos pensado saltará por los aires. Por todos es sabido. ¿A quién quieren engañar?

Dejen de sacudir al sevillismo. Para ustedes se tratará tan solo de un negocio; para el sevillista es una forma de vida. Un sentimiento inexplicable. ¿Cuándo fue la última vez que se pusieron en la piel de cualquier sevillista? ¿Han pensado por un momento que el sevillismo nunca les ha fallado? Quizá esa sea su gran coartada, en la cual se amparan para encubrir sus constantes despropósitos: saber que somos incondicionales. Pensar que aunque nos machaquen, callaremos y otorgaremos. Si es así, estimados señores, están ustedes meridianamente equivocados. ¿Son realmente conscientes? Nos debatimos constantemente contra los vientos que soplan desde Madrid, pero la cruda realidad es que a veces el verdadero enemigo parece estar de puertas para adentro. Mal camino llevarán si intentan retorcernos. Somos una afición heterogénea, pero extremadamente fiel. En las injusticias, vamos todos a una. Sin fisuras. Gol Norte somos todos. Exactamente igual que Fondo, Preferencia o Gol Sur. Y se lamentan públicamente de las desproporcionadas decisiones que se han tomado desde La Liga, pero ustedes le pusieron el cascabel al gato coartando la dignidad del pulmón de Nervión sobre el resto de Guardianes. ¿De verdad pensaron que aceptaríamos el trato?

En cualquier caso, han rectificado en parte. Les honra. Pero es insuficiente. Piensen en su gente por una vez. En el esfuerzo que le supone a una familia abonarse año tras año. Ser socio del Sevilla FC debería ser un acto inherente a un sentimiento de pertenencia, y nunca convertirse en una penitencia, más allá de la devoción incondicional que sentimos por estos colores. Escudo, bandera y afición. ¿Recuerdan? El sevillismo nunca cesa, pero se siente atacado por quien debería velar por él. Están a tiempo de enmendar un grosero error, de ponerse en la piel de quien se la deja por hacer del Ramón Sánchez-Pizjuán una caldera. Probablemente, con el incremento de los precios podrán ustedes sufragar parte del importe de las multas recibidas antes de mediar -otra vez tarde- por los suyos. Estarán satisfechos. Maniobran a sus anchas bajo el refugio de nuestra militancia, con el amor que le profesamos a un club que nos da la vida y nos la quita a partes iguales, pero al que defenderemos hasta la muerte. Porque el Sevilla FC, más allá de lo que estipulen unos fríos estatutos, ha vivido, vive y vivirá del aliento de una afición irreductible. Recapaciten. Congelen los abonos esta temporada. Quizá ha llegado el momento de que entiendan que la única huella imborrable que nos representa es la que hemos dejado en cada lugar donde hemos llevado al Sevilla FC por bandera con la ilusión de un niño.

Carlos Sánchez, un sevillista de adopción.
twitter: @cmsanchezt

martes, 4 de julio de 2017

Un compromiso eterno con Vicente Iborra

sevillafc.es

Qué caprichoso el destino. Cuando el dolor de Leicester parecía cicatrizado por la sal que reporta el verano, aparece de nuevo en nuestro camino esa angustiosa bruma inglesa para arrebatarnos a nuestro capitán. Qué caprichoso el fútbol, capaz de ponernos en nuestro sitio cuatro meses después; de enseñarnos que nada tiene que ver la amargura efímera de una derrota con la profunda tristeza que provoca ver partir a uno de los nuestros. Nos deja Iborra. Nuestro capitán. Nuestra razón de ser. Un futbolista con mayúsculas que, desde hoy, será recordado como alguien que defendió este escudo incondicionalmente. Sin levantar revuelo ni alzar la voz más allá de las cuatro paredes de un vestuario que extrañará enormemente su partida. 

Vicente Iborra nació a cientos kilómetros de Nervión, pero desde el primer día entregó su alma por el Sevilla FC. Sin hacer ruido, sin acaparar portadas, asumió la responsabilidad de ensamblar un vestuario que cada temporada se desmantela. Acogió a los nuevos y amparó a los veteranos hasta generar un grupo humano sólido e inquebrantable, requisito indispensable para conquistar tres Europa League consecutivas. La figura de Iborra traspasó con creces la angosta línea que separa a un buen futbolista de una leyenda. Un hombre de club que se marcha con el escudo del Sevilla FC grabado en su pecho y un compromiso adquirido de por vida. Nos deja un luchador, un tipo sin dobleces que dio la cara por todos y cada uno de sus compañeros cuando fue necesario. La casta y el coraje personificados. 

El doloroso final de esta historia angustia sobremanera porque el valor intangible de Vicente Iborra era incalculable, pero hace mucho tiempo se ganó el derecho a decidir su futuro unilateralmente. Y así ha sido. El Sevilla, faltaría más, le ha dejado decidir libremente. Ahora cierra una etapa en el césped, pero abre un nuevo ciclo en la grada. Porque Iborra será sevillista hasta la muerte. Como a muerte defendió este escudo. Tengan paciencia porque pasarán años hasta que volvamos a disfrutar de la entrega y la pasión de un futbolista. Mientras tanto, prepárense para despedir con honores a quien se dejó la piel por la camiseta del Sevilla FC. Que te vaya bonito, Vicente. Aquí dejas corazones abiertos por la mitad, nada comparable con aquella mísera noche de marzo. Prometemos llevarte siempre con nosotros. Eternamente agradecidos, capitán. 


Carlos Sánchez
twitter: @cmsanchezt