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El fútbol actual es un negocio. Puro y duro. Poco o nada queda para los románticos. O sí. Por suerte, todavía existen tipos como Michael Krohn-Dehli. Un futbolista con mayúsculas alejado de los cánones modernos. El centrocampista danés vio cómo su carrera se frenaba en seco el pasado 28 de abril de 2016 en el Arena de Lviv. Una gravísima lesión de rodilla pareció cerrar definitivamente su etapa como futbolista. Tenía 32 años -una edad mal vista por muchos para rendir en la élite-. Pero decidió continuar. Eligió la opción reservada a los guerreros: luchar. Se levantó, y emprendió un arduo y empinado camino hacia su recuperación. Y en el trayecto recayó. Y de nuevo se puso en pie. Sin levantar revuelo. En silencio. Tan solo con la fuerza de voluntad que le ha caracterizado siempre como futbolista.
Ayer regresó a su hábitat natural más de un año después. Y fue sorprendente su puesta en escena en un escenario como el Santiago Bernabéu. A Krohn-Dehli nunca le gustó hacer ruido. Siempre rehuyó del foco mediático. Hizo de su soledad su mejor aliada. Trabajó a destajo a sabiendas de que pocos confiaban en que retornaría. Anoche nos dejó boquiabiertos. Con la grata sensación de que el ocaso de su carrera aún se antoja lejano. Más allá de donde alcanza la vista. Ha vuelto el vikingo danés, sevillistas. El futbolista total. El todoterreno capaz de destruir y construir mientras destroza estadísticas de kilómetros recorridos durante un partido. Porque Krohn-Dehli juega siempre por -y para- sus compañeros. Quienes han compartido vestuario con él saben que es el mejor escudero posible.
Su contrato expira el próximo 30 de junio, pero el fútbol le debe una final y el Sevilla FC debería pagar esa cuenta. ¿Recuerdan la final de Basilea, verdad? Coke disputó aquel partido por la baja de Krohn-Dehli. ¿Y la final de Copa en el Calderón? El danés sentenció al Celta en semifinales en el Sánchez-Pizjuán. ¿Casualidades del destino? Michael Krohn-Dehli llegó libre al Sevilla FC hace dos veranos y, aunque haya estado alejado de los terrenos de juego durante la mitad de su estancia, su fría estela nunca se desprendió ni un ápice del corazón de todos y cada uno de los sevillistas que le han visto, como ayer, partirse el pecho por un escudo que clama a gritos su continuidad el año que viene. Sevilla FC, piénsalo. Los Guardianes de Nervión soñamos con nuestro guerrero y veinticuatro más.
Carlos Sánchez
twitter: @cmsanchezt
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