![]() |
sevillafc.es |
En el centro de la mesa, dos copas de cava y los mismos ramos de margaritas revestidos con pétalos de plástico. De repente, alguien irrumpe sin hacer ruido. Ya está aquí. Él. No tenía invitación, pero se ha colado en la fiesta de la oligarquía. Nadie le ve. Es invisible a los ojos de los anfitriones. En este salón solo hay mesa para dos. Había. Puede pasar, ver, pero ni por asomo tocar nada que adorne la mesa de los elegidos. Puede romper un jarrón, un cuadro o el reloj de pared que consume los segundos que transcurren entre cada mirada narcisista que se dirigen cada uno de los dos comensales. Recuerda: nadie le ha invitado a esta fiesta. Nadie contaba con él. Pero se ha presentado sin avisar. Incomoda. Molesta. Mejor será que se marche. Aquí no pinta nada. ¿O quizá sí? Ya ha tirado la puerta. ¿Se va a marchar ahora sin decir la última palabra? Le ha costado la vida llegar hasta aquí.
Los dos huéspedes discuten acaloradamente. Nada les altera. Ni siquiera se han percatado de que él está aquí. Con ellos. Entre ellos. Solo pretenden reafirmarse en sus ideales. Tan distintos pero tan idénticos. Dos polos opuestos con un denominador común: un séquito de medios a sus espaldas que tapan sus vergüenzas y enaltecen sus más míseras rutinas. Pobres ricos. O ricos pobres. Un desgarrador chasquido rompe el silencio cuando la velada llegaba a su fin. ¿Quién eres? Se preguntan atónitos. Él se sitúa entre los dos anfitriones. Sin mirar a los costados. De frente. Soy yo, ¿no os acordáis de mí? Tú, el de blanco inmaculado. Anoche nos cruzamos en Nervión. ¿Te suena? Creíste perderme de vista, pero yo nunca me rindo. Recuérdalo siempre. Y tú, el de la chaqueta azul (por cierto, bonitos pantalones rojos), anoche escuché de tu boca los falsos acordes de la canción que llevo por bandera. ¿De verdad osas utilizar la letra escrita con mi sangre para regodearte del que tienes enfrente sin que nada te importe mi historia? Nunca más vuelvas a manchar mi nombre. Nunca.
Y ahora, intentad echadme si podéis. Vetadme. Vosotros dos y aquellos que os amparan. Debéis saber que aunque haya llegado sin hacer ruido hasta aquí, estoy preparado para hacer más angosto este salón. O al menos morir en el intento. Me siento gigante cuando me comparo con vosotros. No hay más pobre que el que solo tiene títulos. Y sé que no será fácil. Demasiadas trabas en el camino; demasiados factores al azar. Podréis desprestigiarme, castigarme y hasta pisotearme. No me duele. Seguid haciéndolo. Nadie podrá quitarme la ilusión. Nadie. Detrás de mí hay miles de gargantas alentándome. Habéis osado dudar de los míos. Les habéis puesto entre la espada y la pared con injurias sacadas de contexto. Pero obviáis algo importante: yo no escucho y sigo. Y entonces... ¿Qué? Esperad. No hace falta que digáis nada más. Ya sé cuál es mi condena por haberme colado en vuestra fiesta: una vuelta y un día. Un día en Pamplona y una vuelta entera zafándome con todas las piedras que interpondréis en mi viaje. ¿Queréis que huya de aquí, verdad? Lo siento mucho. Me siento fuerte. Me acompañarán los de 'colorao' durante todo el recorrido.
twitter: @cmsanchezt
No hay comentarios:
Publicar un comentario