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lunes, 6 de febrero de 2017

Recuperemos el Norte

sevillafc.es

Amo al Sevilla FC. Y a los Biris. Nací en Madrid. Y soy periodista. Me enamoré del Sevilla FC a finales de los noventa. Todavía era menor de edad. La noche era gélida. Me encontraba pasando el fin de semana en un pueblo de Jaén, el lugar donde nació gran parte de mi familia paterna, y mi abuelo, la persona que me inculcó mi pasión incondicional por el fútbol, veía atento, como cada sábado, sin prestarle un ápice de atención a lo que sucedía a su alrededor, el partido que retransmitía Canal Sur en abierto. Era un Sevilla-Celta en el Ramón Sánchez-Pizjuán. Nada más poner la vista en la televisión, una avalancha en Gol Norte despertó todos mis sentidos y volteó mi corazón. Nunca antes había sentido algo por el Sevilla FC. Nunca antes había sentido algo así. Y desde entonces mi vida cambió. Me emociono cada vez que viajo a ver al equipo por los diferentes rincones de España. Imaginaos cuando visito Sevilla. Cada vez que pongo un pie en el Ramón Sánchez-Pizjuán. Cada vez que entono orgulloso junto a mi gente aquello de "Somos ultras del Sevilla...". 

Puede resultar extravagante, pero yo, personalmente, no cambio el ambiente que emana de la explanada de El Corte Inglés de Nervión en los días de partido o la cañita en la cervecería Europa por ningún título; no cambio por nada esa sensación indescriptible y atronadora cuando tiemblan los cimientos de todo un estadio al son de los Biris. Y, por supuesto, no cambio por nada el simple hecho de sentirme sevillista a tantos kilómetros de distancia. Me da la vida. Vendería el trocito de plata que me corresponde por seguir viviendo momentos inolvidables con los míos. Y los Biris lo son. Hablo de los que han pasado horas y horas en la sombra dibujando ilusiones, poniendo a punto la motocicleta de nuestro abuelo o regalando toda su solidaridad a quienes más lo necesitan. Hablo de quienes pasan más de sesenta horas en la carretera, de quienes nos levantan del asiento para alentar a los de 'colorao' cuando nuestros pulmones languidecen, de quienes convierten Nervión en una fiesta blanca y roja cada domingo. Hablo, única y exclusivamente, de quienes simplemente se dejan la garganta, como cualquier otro sevillista, para llevar en volandas a la pasión que nos une a todos los sevillistas; de quienes traspasaron su sangre generación a generación. De toda esa gente honrada y pacífica -la inmensa mayoría- que compone Biris, y, por ende, Gol Norte.

Pero, por desgracia, unos cuantos indeseables se han empeñado en ensuciar el nombre de un grupo, de una afición entera y de toda una ciudad. Sí, de toda una ciudad. Y lo hacen encubiertos bajo las siglas de un colectivo que cumple ya más de cuarenta años y que otrora siempre dio la cara. Respeto. Respeto para aquellos Biris con mayúsculas, padres de esos hijos que otra vez quieren ver campeón a papá, y que, generación tras generación, sembraron y siembran un sentimiento entre todos nosotros. Aquellos que merecen el respeto de todos. Porque el respeto cuesta cuarenta años ganárselo y un segundo perderlo. El sevillismo siempre ha estado y estará del lado de su gente. Pero con matices innegociables. Nada, absolutamente nada, justifica la violencia. Ni verbal ni física. Nadie en su sano juicio quiere violentos en el Ramón Sánchez Pizjuán. Ni fuera de él. Y seamos serios esta vez. Esto no viene de Madrid. Esta vez no. Basta ya de echar balones fuera. Sí, todos sabemos de sobra que hechos igual de deleznables han ocurrido a lo largo y ancho de nuestra geografía y han quedado impunes, pero, objetivamente, ¿justifican esos hechos lo injustificable? A mí me avergüenza. 

Es el momento de reflexionar. En esta historia sobran egos y faltan ingentes dosis de autocrítica. Sobra matar moscas a cañonazos por parte del Sevilla como club y condenar la violencia de forma rotunda y contundente por parte de los Biris. De los Biris de bien. Que los hay. Claro que los hay. La gran mayoría. Que nada ni nadie desvirtúe la realidad. Solo en ese supuesto recuperaremos el Norte. Siéntense ambas partes. Hablen. Dialoguen. Estamos a tiempo. Porque mientras el equipo solo mira al frente, nosotros estamos perdiendo demasiado tiempo en mirar hacia los costados. Creo en el 'sentimiento biri', en esa forma de entender la vida que pocos comprenden y que proclama el amor eterno a unos colores y se rebela ante las injusticias sociales. Creo en todos esos miembros de Biris que ocuparon un trocito de sus vidas en convertir Gol Norte en el cielo de todos y cada uno de los sevillistas. Creo, en definitiva, que Biris necesita regenerarse por dentro antes de que el virus interno haga que sea necesario extirpar de cuajo el pulmón de Nervión. Cuidemos entre todos del Sevilla FC, y evitemos de una vez por todas ponernos unos por encima de otros. Aquí somos todos igual de importantes. Perseguimos el mismo objetivo. El bien de lo que más amamos. Y recuerden por -y para- siempre: "La historia del Sevilla es limpia y diáfana, libre de toda mácula, llena de esfuerzos y sacrificios", Don Ramón Sánchez-Pizjuán.

twitter: @cmsanchezt 
 







 


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