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lunes, 23 de enero de 2017

Sevilla FC: un récord sustentado en dos formas de entender la vida

sevillafc.es

Que nadie les engañe. El fútbol es una forma de entender la vida. Que se lo digan a Carlos Salvador Bilardo y César Luis Menotti. Dos tipos enfrentados desde hace décadas y hasta el fin de sus días por concebir el juego de forma diametralmente opuesta. Sus antagónicos idearios fueron capaces de dividir para siempre a un país pasional como Argentina y, posteriormente, al mundo entero. O eres bilardista o eres menottista. Blanco o negro. Sin grises. El primero siempre antepuso el resultado al juego. No engañó a nadie cuando dirigió al Sevilla allá por los 90; el segundo, justamente lo contrario. Dos escuelas que definen dos ideologías. Pero cuando Monchi se fijó en Jorge Sampaoli, esa fractura universal se cosió con retales por el bien del fútbol. O al menos por el bien de un Sevilla FC que ha logrado el récord de puntuación en la primera vuelta de toda su historia. 

Dicen algunos que en el término medio está la virtud, y quizá Monchi entendió que era el momento de encontrar a alguien que respirara diferente. Siempre se plegó El león de San Fernando al Sevilla. Siempre por el bien del club que le dio todo y al que tanta gloria ha dado como vacío dejará el día que pronuncie esas palabras que el sevillismo se resiste a oír. Reconocido bilardista, en la presentación del actual técnico del Sevilla FC puso de manifiesto una vez más su inclinación por el resultado antes que por el juego. A él le hace feliz ganar. Solo ganar; Sampaoli, por el contrario, siempre fue menottista. Un enamorado confeso del Huracán del 73, dirigido por El Flaco. Un equipo donde la imagen y el amor a unos colores primaron hasta dejar una huella inalterable en el tiempo. Aquel Huracán fue campeón, pero se le recuerda más por su fútbol que por el propio título. Nada más y nada menos que lo que pretende Sampaoli: dejar poso en Sevilla. Mucho más allá de tocar plata. El fin último con el que sueña despierto el sevillismo.

El tiempo dictará sentencia, pero este Sevilla FC, comandado en la parcela deportiva por Monchi y Sampaoli, ha generado en muy poco tiempo un sentimiento de pertenencia que engloba a pragmáticos e idealistas. Una conjunción harto complicada tratándose de una afición con muchas aristas, a la que históricamente ha sido difícil unificar aún con tres Europa League consecutivas de por medio. Que se lo digan a Unai Emery. Ahora todo es diferente. Quizá el mensaje. Quizá la mesura de las partes. Quizá ese protagonismo velado. Quién sabe. Lo único cierto es que este Sevilla FC tiene alma de potrero, del que juega en el barrio para divertirse y se descalza si es necesario para bajar al fango como en Pamplona. Da igual el escenario o el rival. El único dogma es la portería contraria, con marcador en contra o a favor. Ahora llega el momento más duro. La segunda parte del campeonato. La decisiva. Es difícil intuir si el Sevilla FC aguantará el ritmo hasta el final. De momento, ahí está. Muchos le esperan en la cuneta más pronto que tarde. Puede ser. Pero el daño a los colosos ya está hecho. Hay un equipo en la Liga con la sangre de Bilardo y el gusto por el balón de Menotti. ¿Se les ocurre mejor confluencia?  


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